Saul J. Telpalo
(Ilustración proporcionada por el autor)
“Ahí
cuando éramos jóvenes…”
Decía
el poeta a su gata,
“…y
la luna nos acariciaba…”
él
le decía y ella lo miraba.
“Donde
entre sombras me besaste
aún
te espero con calma.
Pero
qué poco pesan esta noche
las
pisadas de mi alma.
Y
el claro de la luna
ignora
mis miradas.”
El
poeta seguía y su gata maullaba.
“Ahí
cuando éramos jóvenes.
Cuando
soñé que me amabas”.
***
Un
gato canta para los borrachos
Y
para su esperanza perdida.
Llora
con la voz del niño
que
yace en ellos sin vida.
Ahí
en su apestado murmullo
el
poeta los mira.
Ahí
es donde los escribe,
dibuja
su rostro entre la tinta.
Aquel
arrepentimiento suyo
que
a un príncipe dictan.
Aquel
sollozo infantil
que
los gatos imitan.
El
poeta y los borrachos
los
gatos y la vida.
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